Como seres humanos, somos organismos vivos y por lo tanto, nuestros ciclos vitales están regidos por las mismas leyes de la naturaleza que afectan a otros animales y seres vivos.
Sabemos que el año tiene cuatro estaciones, y agradecemos muchas veces el paso de unas a otras. Sabemos que la tierra está en continuo movimiento, que las mareas suben y bajan, que al día le sigue la noche.
Sin embargo muchas veces deseamos quedarnos quietos. Que las cosas se queden tal y como están. Pero eso va en contra de nuestra evolución, de nuestro crecimiento, de nuestro desarrollo.
Yo a veces me dijo, en mi década de los 50 años y tan bien que estoy de salud y de bienestar…Virgencita, virgencita, déjame como estoy.
Todos somos obras en curso. Y cometemos el error de pensar que estamos concluidos.
Cambiar consiste en un viaje interior, buscar en nosotros lo que nos hace felices. Sin embargo, esperamos que la solución venga desde fuera. Este es el modelo de sociedad en el que vivimos.
Si tú estás bien, todo mejora contigo. Si tú cambias, todo cambia contigo.
El Dalai Lama nos suele decir que es imposible conseguir la paz en el mundo si, primero, no obtenemos la calma en nuestro interior, en nuestra propia mente y corazón.
Me he reinventado como docente, hasta llegar a las charlas pasando por aprendizajes en PNL, Coaching, Eneagrama y experimentando PAZ y en este camino he descubierto que mi pasión es acompañar a personas que tal y como me ocurrió a mi, se encuentran en su proceso de cambio, en la búsqueda de su Bienestar personal y profesional.
Los talleres que imparto no son simples charlas, más bien es un self-service y en función de tu apetito consumes.
El cambio es una puerta que se abre desde dentro.
La vida no es un sueño, la vida es el camino.
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