Quejarte por todo reprograma tu cerebro hacia la negatividad

Quejarse es una tentación porque resulta satisfactorio, y al igual que muchas otras cosas que causan placer -como fumar o comer tocino en el desayuno-, quejarte no es bueno para ti.

La queja se ha convertido en el recurso privilegiado a la hora de comunicarnos en nuestro tiempo. Pero no basta afrontar los problemas lamentándonos. A menudo el que se queja contribuye activamente a alimentar el clima de negatividad que impregna nuestra sociedad, y que se sufre en las familias y en el ambiente laboral.  

Quejarse continuamente reprograma tu cerebro hacia futuras quejas, con más frecuencia. Con el tiempo, te será más fácil ser negativo que positivo, sin importar lo que pase a tu alrededor. En este caso, quejarse se convierte en un comportamiento normal, y lo único que cambia es la forma en que te percibe la gente.

Quejarse es malo para la salud ya que tu cuerpo libera cortisol, hormona derivada del estrés que eleva la presión arterial y el azúcar. El cortisol liberado debido a las continuas quejas afecta el sistema inmunológico y te hace propenso a padecer de alto colesterol, diabetes, enfermedades del corazón y obesidad. Incluso esto logra que el cerebro sea más vulnerable a algún tipo de ataque.

Nuestro cerebro imita los estados de ánimo de los que te rodean, en especial con personas con quienes pasamos mucho tiempo. Este proceso es nombrado reflejo neuronal, y es la base de nuestra capacidad de empatía.  A esta neurona se la denomina Neurona Espejo.

Cuídate y evita pasar tiempo con personas que se quejan de todo. Estas personas tóxicas quieren que los demás se unan a su fiesta de compasión para poder sentirse bien consigo mismos.  Te pregunto: ¿estarías sentado, toda la tarde, al lado de una persona que no para de fumar? Seguro que te alejarías, y es lo mismo que debes hacer con las personas que se quejan a cada rato.

Protege tu salud emocional, hazlo por ti y por las personas queridas que tienes a tu lado.

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